Vamos a hablar de un concepto ampliamente conocido por todos nosotros, al experimentarlo constantemente dentro de nuestras mentes. Nos estamos refiriendo a los pensamientos negativos.

Es importante entender, que los pensamientos son solo pensamientos, es decir, únicamente actividad cerebral, por lo que no son realidades absolutas. El hecho de que pensemos algo, no significa que sea cierto (por ejemplo, que yo piense que me va a tocar la lotería, ¿significa que me vaya a tocar?).

Los pensamientos negativos, son automáticos, es decir, llegan a nuestras mentes de manera no consciente y automática, sin que podamos controlar su aparición, pero una vez que están en nuestras cabezas, debemos saber que el control es nuestro, pero debemos aprender a ejercitarlo.

Los pensamientos negativos generan emociones desagradables, por lo que suelen suscitar la necesidad de ser apartados y quitados de en medio, siguiendo el instinto del ser humano, de desechar lo dañino y abrazar lo agradable.  El primer paso para aprender a controlar nuestros pensamientos negativos de manera saludable, es no pretender quitárnoslos de encima de manera inmediata y urgente. Cuando pretendemos esto, tiene lugar el llamado «efecto rebote», es decir, cuando nos esforzamos en no pensar en algo, ese pensamiento viene con más intensidad y frecuencia.  Para evitar esto, es importante que aceptemos que estos pensamientos hayan llegado a nuestras mentes, y hacerlo con una actitud más amable, observadora y no enjuiciadora, como si de la simple observación de un cuadro se tratase. Es posible que el cuadro que observemos, sus clores, formas, texturas y figuras no nos gusten, no importa, no tiene por qué gustarnos, simplemente lo observamos, con actitud amable, entendiendo que ese cuadro, no tiene ningún poder dañino sobre nosotros. Esta metáfora, podemos aplicarla a la relación que podemos empezar a tener con nuestros pensamientos negativos.

Una vez hemos cambiado la relación con nuestros pensamientos, aceptando su aparición como algo normal, observándolos con actitud amable, podemos dar el paso de pararnos a analizar si el contenido de dichos pensamientos, está distorsionado o está basado en la realidad objetiva. Para ello, es importante hacernos preguntas que cuestionen la veracidad de nuestros pensamientos, por ejemplo, ¿lo que pienso es cierto, está pasado en la realidad? ¿qué hechos a favor tengo de pensar así? ¿qué hechos en contra tengo para pensar de esta forma? ¿alguna vez no se ha cumplido esto que pienso? ¿pensaría esto si no me sintiera como me siento? ¿sea verdad o no lo que pienso, me ayuda pensar así?. El objetivo de respondernos a estas preguntas, es tratar de generar un pensamiento alternativo más saludable, objetivo y flexible. ¡Ojo! no se trata de que pensemos en positivo, ya que andaríamos moviéndonos en extremos dicotómicos (blanco o negro, si o no, bueno o malo), y la vida es demasiado compleja como para catalogarla en extremos dicotómicos. Por el contrario, con este cuestionamiento pretendemos crear en nuestras mentes, un pensamiento más equilibrado, que nos ayude en lugar de limitarnos.

El último paso para controlar nuestros pensamientos negativos de manera satisfactoria, es permitir que estos se marchen. Engancharnos a ellos solo magnifica su intensidad y afectación en nuestras emociones. Debemos aprender a dejarlos ir y que sigan su curso natural, ya que si no los atrapas, los pensamientos igual que vienen, se van. Para ejercitar esto, te propongo aplicar «la metáfora de las hojas en el río»: imagina que tus pensamientos son hojas flotando en un río a través de la corriente…observa cómo la corriente se los lleva…observa cómo igual que vienen, se van…

En Blitz Psicología trabajamos constantemente con los pensamientos de la persona, para hacerla mas consciente de ellos, aceptarlos, cambiar su contendio, y dejarlos ir para que no limiten en exceso su vida.

Si te cuesta controlar tus pensamientos de forma saludable, no lo dudes, pide ayuda prfesional.