¿Cuántas veces te has sentido culpable por haber hecho o dejado de hacer algo o has culpado a otros de tu malestar? En este post te hablaré del derecho a cometer errores, del efecto negativo de la culpa en uno mismo y en los demás y de la responsabilidad bien entendida.
A lo largo de nuestra vida, empleamos el concepto culpa en multitud de ocasiones, sin ser conscientes, del efecto tremendamente negativo que esta simple palabra tiene en nuestras emociones, en nuestra conducta, en nuestras relaciones y en nuestra autoestima.
¿Alguna vez la culpa te ha ayudado a algo, o simplemente te ha servido para sentirte peor, odiarte y criticarte? Seguramente tu respuesta sea que la culpa pocas veces ha sido tu aliada, y más bien, su trabajo ha sido hacerte sentir peor, más triste, más frustrado/a, menos merecedor/a del cariño de otros, más aislado/a, y ha teñido tus relaciones de un cariz más negativo.
La culpa, no solo la dirigimos a nosotros/as mismos/as, sino a las personas que nos rodean. Es muy común culpar a los demás de nuestro malestar, de sentirnos tristes, enfadados o frustrados, empleando expresiones como “mira como me haces sentir”, “tú tienes la culpa de que esté así”, “tú me has enfadado”, u otras verbalizaciones que lo que denotan es una falta de responsabilidad absoluta sobre las propias emociones y una atribución externa de estas. No te juzgues por ello, rara vez se nos enseña a responsabilizarnos de manera saludable de nuestras emociones y conductas, o si se hace, es orientando esa responsabilidad a la culpa y al autocastigo.
En este post me gustaría ayudarte a ver la culpa desde su concepción más cruda y real, para que a partir de ahora trates de identificarla cuando aparezca en tus pensamientos, con el objetivo de no retroalimentarla y dirigirte hacia la responsabilidad bien entendida.
Culpa adaptativa vs desadaptativa
La culpa, es el sentimiento que surge cuando no hicimos o hicimos algo en el pasado, cuando hacemos o no hacemos algo en el presente, cuando vamos o no vamos a hacer algo en el futuro, y cuando se nos señala acusadoramente por ello.
A partir de un acto u omisión, realizamos un juicio moral de nuestra conducta (o de la de otra persona), interpretando ésta como un error ante el cual se debe ser «castigado», es decir, actuamos como jueces dictaminando culpabilidad y aplicando un castigo.
Cuando sentimos culpa, surgen en nosotros emociones desagradables, aunque normales, como la tristeza, el remordimiento, la frustración, la angustia o la impotencia.
La culpa es una emoción normal y adaptativa, que nos puede ayudar a tomar conciencia de lo sucedido y a impulsar nuestra conducta para tratar de solventar la situación, responsabilizándonos de lo que nos concierne. Puede funcionar por tanto, como un motor que impulsa el movimiento y la acción. Pero por desgracia, no siempre sabemos entender la culpa y dirigirla al movimiento. La mayor parte de las veces, la culpa se convierte en disfuncional o desadaptativa, porque nos bloquea, impidiendo la aceptación de lo sucedido, la comprensión del por qué ha tenido lugar y la responsabilización adecuada de lo que nos corresponde para tratar de aprender, evolucionar y solucionar las cosas. Es decir, la culpa puede servir de impulso, pero muchas veces se convierte en grilletes, impidiéndonos ser libres.
Derecho a cometer errores
Antes de explicarte los efectos negativos de la culpa, y la diferencia entre esta y la responsabilidad, quiero hablarte de un derecho fundamental que tenemos todos como seres humanos que somos: el derecho a cometer errores. Quizás esto te suene extraño y pienses cosas como las siguientes: “bueno, dependerá de qué tipo de errores”, “¿cómo va a ser eso un derecho?”, o “siempre tenemos que hacer las cosas bien”. Todos, sin excepción, tenemos derecho a cometer errores, sean del estilo que sean, porque no nacemos sabiendo, de hecho somos seres tremendamente imperfectos dentro de nuestras asombrosas capacidades, lo cual nos hace especiales y únicos. Dada nuestra imperfección, constantemente cometeremos errores, asique cuanto antes aceptes que esto es lo normal y que te seguirá sucediendo, cuando tengan lugar, serás capaz de gestionarlos de manera más saludable y menos dañina.
¡Ojo! tener este derecho no significa que te comportes de cualquier manera, o que trates mal a los demás, utilizando este derecho, como una justificación. Tienes derecho a no ser perfecto, a equivocarte y a tratar de aprender de ello, para convertirte con el tiempo en la mejor versión de ti mismo.
Tener claro este derecho, nos ayuda a tolerar mejor nuestros errores y los de los demás, a perdonarnos, y a crecer.
¿Qué consecuencias negativas tiene la culpa en uno mismo?
La culpa, aparece directamente cuando cometemos un error o cuando hemos actuado de manera con la que no estamos conformes. La culpa es una emoción humana, y por tanto normal, pero cuando nos aferramos a ella, puede tener consecuencias enormemente negativas y problemáticas a nivel emocional. La culpa, consigue hacernos sentir peor de lo que nos sentimos, nos castiga cuando cometemos errores y nos hace creer que nos merecemos sufrir. La culpa daña la visión que tenemos de nosotros mismos, y nos impide ser autocompasivos y aprender de nuestros errores. Nos impide aceptarnos con nuestras fortalezas y sobre todo, con nuestras vulnerabilidades. La culpa nos hace creer que no podemos permitirnos tener debilidades y nos engaña diciendo que podemos ser perfectos. La culpa, si la dejamos, nos persigue de por vida por nuestros errores, haciéndonos creer que nos merecemos que nos pasen cosas malas y que no somos capaces de ser buenas personas y haber aprendido de lo sucedido. La culpa es una enemiga que se disfraza de invencible, pero realmente, tenemos mucha más capacidad para vencerla de lo que creemos.
Una característica fundamental de la culpa, es que nos lleva a la paralización. No implica movimiento, aprendizaje, aceptación ni evolución. Solo implica autocastigo, autoetiquetas negativas, y auto odio.
Cuando cometemos errores, parece más fácil culparse que aceptar lo sucedido, responsabilizarse, perdonarse y aprender. Esto, requiere un gran trabajo con uno mismo, un gran acto de autoperdón y auto cariño, lo cual, cuando se cometen errores, no es trabajo sencillo. Pero recuerda: aunque sea difícil aceptar lo que se ha hecho, perdonarse, responsabilizarse y aprender, las consecuencias negativas de recurrir al camino más rápido, es decir, la autoinculpación, tiene consecuencias muy negativas en nuestro mundo emocional.
¿Qué consecuencias negativas tiene la culpa dirigida a otros?
Como he comentado anteriormente, la culpa puede estar dirigida a otros, con un efecto devastador en nuestras relaciones. Implica no permitir a los demás cometer errores, y recuerda, ellos son seres humanos imperfectos con derecho a errar, al igual que tú. La culpa dirigida a otros, es una manera disfuncional de liberar nuestro malestar emocional y de expresar nuestras necesidades a otra persona. Si recurrimos a la culpa para lograr estos objetivos, conseguiremos resultados bien distintos: probablemente la persona se sentirá atacada y por tanto amenazada, por lo que activará a su cuerpo y a su mente para protegerse, actuando por medio de contraataques, conductas agresivas o pasivo-agresivas, con el objetivo de proteger su integridad emocional. Este alto nivel de activación que imperará en la persona en ese momento, le impedirá escucharte de manera activa y por lo tanto comprenderte, porque estará demasiado ocupada en defenderse de ti. Posteriormente, es probable que se sienta triste y se odie a sí misma por haberte hecho sentir así, aislándose sintiéndose poco merecedora de ti, o por el contrario, recurra a la rabia para seguir protegiéndose, entrando entonces en una escala de conductas agresivas e irrespetuosas.
Cualquiera de estas opciones no serán ni por asomo lo que tratabas de conseguir en un inicio ¿verdad? Solo querías ser entendido/a, escuchado/a y validado/a, y que las cosas no volvieran a suceder de esa manera. La culpa, ha impedido que esos objetivos tengan lugar. De esta manera, y con una sencilla palabra, habremos conseguido entrar en una espiral de culpa que solo traerá sufrimiento y resentimiento a nuestra relación.
¿Qué diferencia hay entre culpa y responsabilidad?
Para entender la diferencia entre dos conceptos que seguramente nunca hayas diferenciado y hayas fusionado en uno solo, me basaré en dos aspectos: movimiento vs paralización. Me gustaría que desde este momento, asociaras la responsabilidad con el movimiento, y la culpa con la paralización. A continuación te explicaré el por qué.
¿Por qué hablamos de movimiento cuando nos referimos a la responsabilidad? La responsabilidad implica aceptación, respeto, perdón, aprendizaje y evolución, tanto en uno mismo, como dirigido a otros. Ante un error, la interiorización del uso de la responsabilidad bien entendida, implica que aceptemos nuestro derecho a cometer errores, tengamos el respeto por nosotros mismos y por los demás para permitirnos el perdón, y tratemos de entender lo sucedido sacando un aprendizaje que nos permita evolucionar. Este importante trabajo, conlleva movimiento a muchos niveles: a nivel cognitivo, emocional, conductual y energético.
¿Por qué hablamos de paralización cuando nos referimos a la culpa? La culpa implica no aceptación, ausencia de respeto y de perdón, castigo y sufrimiento, tanto en uno mismo, como dirigida a otros. La culpa conlleva bloqueo a todos los niveles. Cuando recurrimos a ella, nada se mueve, nada cambia, nada se aprende, y nada evoluciona, lo que sucede es que nos sentimos peor, nos odiamos a nosotros mismos o a la otra persona y nada se aprende ni moviliza, quedando estancados en el sufrimiento y en el disconfort.
En el siguiente post te enseñaré a diferenciar lo que es tu responsabilidad de la de los demás, para que puedas ocuparte mejor de lo que depende de ti, y sueltes y te liberes de lo que no es tuyo, aprendiendo mejor a ponerte límites a ti mismo y a los demás.
Espero que este post te haya ayudado a comprender el efecto negativo que tiene la culpa en tus emociones, en tu autoestima y en tus relaciones, de manera que a partir de ahora, trates de hacer un trabajo personal de empatía y compasión, hacia ti mismo/a y los demás, eliminando la palabra culpa de tu vocabulario.
Si tienes tendencia a culparte o a culpar a los demás, y esto hace que la relación contigo mismo/a y con tus relaciones sea displacentera, no dudes en pedir ayuda, en Blitz Psicología podemos trabajar junto/as para lograrlo.